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Comer y sobrevivir, el reto diario para los desplazados; 11 mil 491 personas huyeron de su hogar en 2018

CIUDAD DE MÉXICO.

Día a día, miles de desplazados enfrentan una lucha contra hambre, enfermedades, inseguridad, discriminación y, en muchos casos, hasta la muerte.

Viajan de estado a estado dentro del país huyendo del crimen organizado, saqueos, desalojos y pobreza.

De acuerdo con el reporte Desplazamiento Interno Forzado en México, de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), hubo 27 episodios de desplazamiento interno forzado masivo en 2018 en el país, los cuales se calcula que afectaron a cerca de 11 mil 491 personas.

La violencia generada por grupos armados organizados fue la causa del desplazamiento en 80% de los casos.

Manuel Olivares Hernández, director del Centro Regional de Defensa de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón, advierte que al huir de casa, las personas no cargan papeles, eso los coloca en una posición vulnerable porque nadie los censa y no pueden acceder a programas sociales.

El especialista enfatizó que cuando varias familias se desplazan juntas es más fácil sobrellevar la situación, pues juntas enfrentan el problema y las autoridades se ven obligadas a atenderlas.

Pero si salen en pocos grupos se complica que las autoridades les den atención”, explicó.

DESPLAZADOS SÓLO CARGAN HAMBRE E INCERTIDUMBRE

El viacrucis que tienen que enfrentar los miles de mexicanos que tienen que desplazarse forzosamente por el país recién inicia luego de huir de casa, pues cada día tienen que librar una interminable lucha contra el hambre, enfermedad, incertidumbre, inseguridad, discriminación y, en algunos casos, la muerte.

Manuel Olivares Hernández, director del Centro Regional de Defensa de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón, explicó que cuando varias familias se desplazan en caravana es más fácil sobrellevar la situación, pues juntas enfrentan el problema y las autoridades se ven obligadas a atenderlas, pues el fenómeno mismo visibiliza la situación.

Al exigir sus derechos de manera colectiva los hace visibles ante las autoridades, pero si salen en pocos grupos, sin manera organizada y sin documentos se complica que éstas les den atención. Cuando llegan a algún lugar, generalmente reciben ayuda de los mismos habitantes, quienes les regalan ropa y víveres. Sin embargo, el problema viene cuando se alarga el tiempo de estancia”.

Resaltó que el problema del desplazamiento deja gran sufrimiento en mujeres, ancianos y, principalmente, en los niños, pues dejan de ir a la escuela, de recibir atención médica, su alimentación cambia radicalmente, además de que se vuelve muy limitada.

Olivares narró que la mayoría de los desplazados pasan hambre, hecho que él mismo constata porque acompaña a numerosos grupos, pues hay desplazados desde 2011 y 2012, y que a más de siete u ocho años no han sido reubicados, “entonces pierden el derecho al trabajo al no estar domiciliados, porque además la mayoría es campesino indígena que vive de lo que siembra, come de lo que siembra.

Ellos son los habitantes más pobres de Guerrero, los más vulnerables, sufren mucho, pues diariamente se enfrentan al hambre, a la incertidumbre y a la inseguridad”.

Detalló que, además como son personas desplazadas y muchas salieron huyendo con lo que traen puesto, “pues no cargan papeles y nadie las censa, por lo tanto, no pueden hacerse acreedores a algún programa social y desgraciadamente son miles quienes están en esta condición y nunca van a ser reconocidos como víctimas de desplazamiento por las autoridades”.

Señaló que la misma Ley 487 expone que para ser merecedor de los beneficios las familias tienen que mantenerse en los refugios que se habilitan, donde son censados y tomados en cuenta, reciben una, “por así decirlo, reparación del daño”, pero si son grupos escasos que generalmente desconocen de dichos albergues o nadie los canaliza, por ello, no reciben ningún beneficio.

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