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Peña, sin buena prensa ni manejo de crisis política

Alfredo Martínez de Aguilar / Detrás de la Noticia

 MORELIA, Michoacán.- La gira del presidente Enrique Peña Nieto a Ciudad de Hidalgo, Michoacán, a la que fuimos invitados nos deja varias interesantes lecciones políticas que deseo compartir con ustedes en esta entrega.

Primeramente, contra todos los descalificativos enderezados interesadamente por partidos y organizaciones políticas y sociales contra el presidente por falta de liderazgo, es innegable que éste tiene gran carisma popular.

Prueba de ello, miles de mujeres, la mayoría de las y los 7 mil invitados a la puesta en marcha anticipada por el blindaje electoral del Mes de la Cruzada Nacional contra el Hambre, coloquialmente se deschongaron por abrazar y besar a Enrique Peña Nieto.

Al igual que lo hizo cotidianamente durante su campaña a la presidencia, Peña Nieto metió en serios aprietos a los militares de élite del General Roberto Miranda Moreno, al romper los protocolos de seguridad del Estado Mayor Presidencial.

Precisamente por razones de seguridad, su guardia de corps decidió de última hora dejar sin acceso a 3 mil invitados más, fundamentalmente mujeres y representantes de diversos grupos de los municipios de la zona oriente de Michoacán. El acto preveía 10 mil invitados.

Más que feliz, sonriente en todo momento, sin ocultar su genuina alegría, el presidente Enrique Peña Nieto, recorrió corriendo a grandes zancadas las diversas secciones de la Unidad Deportiva Hidalgo para saludar de mano, abrazar, besar y tomarse selfies con cientos de mujeres.

Al margen de la venta de su imagen política por la mediocracia, impuesta por Televisa, Enrique Peña Nieto tiene gran jalón cara a cara entre el pueblo de a pie, sobre todo, con las mujeres de todas las edades, particularmente jóvenes.

En tales condiciones, entonces, por qué, a pesar de sus exitosos baños de pueblo, organizados en este caso por Rosario Robles Berlanga y Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, el presidente Enrique Peña Nieto tiene mala prensa, es decir, mala imagen en los medios de comunicación al magnificar sus yerros.

La respuesta a la falta de reflejo de esta aceptación en la información cotidiana, sin ser simplista, es simple y sencilla: sus hombres responsabilizados del manejo de los mass media, están fallando al no lograr cerrar el círculo virtuoso del proceso comunicacional pueblo-gobierno.

No hay una acertada estrategia de control de daños y menos de control de la grave crisis política que enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto, no obstante el éxito de los 70 programas sociales de la Cruzada Nacional contra el Hambre impulsados por la Secretaría de Desarrollo Social.

El gobernador de Michoacán, Salvador Jara, no regateó méritos a Rosario Robles Berlanga y Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, a quienes ante el presidente colgó la ‘estrellita’ de ser el estado con mayor cobertura de Liconsa en sus 113 municipios.

Y no se trata solamente de la operación de David López Gutiérrez y de Eduardo Sánchez Hernández, sino fundamentalmente de la actuación de su principal operador financiero Luis Videgaray Caso; toda vez que no hay que olvidar que las guerras se ganan con dinero, dinero y más dinero.

Es de lamentar que todo parezca indicar que el hombre de los dineros, Luis Videgaray no termina de entender la importancia estratégicamente vital del manejo adecuado y oportuno del dinero para gobernar y hacer política, a fin que los éxitos de los programas y acciones se reflejen en los medios de comunicación.

Esa falta de visión y sensibilidad, ha traído como consecuencia necesaria y obligada, de manera lógica y natural, que los medios de comunicación magnifiquen los desaciertos del gobierno peñanietista, y contribuyan de manera destacada a la percepción generalizada de ingobernabilidad y de falta de control de la crisis política que enfrenta el régimen. ¿Hasta cuándo?

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