Por: Pablo Ramírez Puga. / EXPRESIONES
…“Por todo hacen marchas”…, opinó el mordaz gobernador del estado de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, en su visita a Oaxaca.
Uno podría revirar: “en su estado no cantan mal las rancheras”, aunque la problemática estatal no está encaminada a ensalzar la industria del chantaje y la presión política que prevalece en nuestro estado.
No cabe duda, tanto Calderón como Murat tienen dos diferentes maneras de entender la gobernabilidad, son dos personajes distintos de la política nacional.
Por gobernabilidad entendemos un estado de equilibrio dinámico entre las demandas sociales y la capacidad de respuesta gubernamental que descansa en la armónica relación entre los “actores estratégicos” de una comunidad, o sea, entre aquellos que tienen suficiente poder para alterar el orden público, impulsar o detener el desarrollo económico o, en general afectar la marcha de la sociedad.
Lo que vive Nuevo León en estos momentos, es similar a lo que vive Oaxaca y la gran mayoría de los estados de la República, pero no es igual.
Un “Bronco” en nuestro estado ya lo hubiera convertido en un polvorín.
Sin embargo, una postura arrodillada ante la presión y chantaje político, tampoco es la solución.
Las tareas del gobierno deben cumplirse cabalmente y no expresarlas o ponderarlas de dientes para afuera.
El imperio de la ley, la confiabilidad de los tribunales, la seguridad jurídica, prestigio de la autoridad, unidad y credibilidad del gobierno, estabilidad política, comportamiento sensato de las fuerzas de oposición y la conducta positiva de los medios de comunicación, sí deben generar certidumbre y no desengaño y confusión
En estos momentos en que la entidad es presa de inconformidades, inseguridad y violencia, crecimiento de la delincuencia, bloqueos y movilizaciones, asesinatos políticos y crecimiento del narcotráfico en comunidades indígenas, es menester preguntarse: ¿Dónde está nuestra gobernabilidad? ¿Qué gobernabilidad debemos aplicar?
Nuestro Gobernador Alejandro Murat, se esmera, habla, dice, anuncia obras e inversiones, pero lo más importante en estos momentos no es hablar, sino hacer, para que el gobierno adquiera credibilidad a través del establecimiento de un pleno estado de Derecho.
Es menester tener congruencia política y así obtener esa armonía que se necesita para que Oaxaca despegue y deje de vivir conflictos tras conflictos.
Si nos está llevando la chingada, es porque no hemos sabido hacer eso…
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