Opinión de Pablo Ramírez Puga / Expresiones
El año 2015 se conocerá como el principio del fin de la Sección 22 de la CNTE y quizá el año 2016 se le conocerá como el año de su agonía, pero, ¿será el de su muerte?
Está claro que el ciclo de vida del sindicato magisterial se encuentra en la última etapa de su vigencia como grupo de presión y de poder.
Han sido casi 30 años de hegemonía educativa en el estado. Una prevalencia que poco sirvió para mejorar la calidad educativa de los oaxaqueños, pero si mejoró la calidad de vida de los maestros, pero principalmente de su líderes y dirigentes, quienes lograron construir un esquema de chantaje y presión política a través de movilizaciones pactadas con gobiernos estatales y federales corruptos.
A tal grado que la Sección 22 negociaba año con año mejoras salariales y prebendas que sólo se reflejaban en los bolsillos de los maestros y de su estirpe, ante el miedo gubernamental de enfrentarlos o el interés político manifiesto por manipular su fuerza.
Sin embargo, el presidente Enrique Peña Nieto traía muy bien puesta la mira en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ajustando cuentas primero con Elba Esther Gordillo, hoy en prisión y enferma, para continuar con la antítesis sindical del magisterio, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quien navegaba plácidamente las aguas de los gobiernos más rezagados del país (Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas).
Así la Reforma Educativa tendría que matar dos pájaros de un solo tiro y de paso enmendar la tarea educativa del país para aspirar a la competitividad y a la productividad que tanto se pregona.
Y para todo ello se necesita PAZ SOCIAL, y de paso depurar el ejercicio de la política para lograrlo, gobernabilidad que tendrá que asumir el gobierno federal ante la incompetencia del gobierno estatal.
Que la Sección 22 dará varios coletazos, los tendrá que dar irremediablemente, así lo ha manifestado su líder Rubén Núñez, que iniciará movilizaciones y bloqueos este viernes aunque ello implique transgredir la ley y la Constitución y para ello utilizará a los grupos de “anarcos” que simpatizan y viven de su movimiento porque una gran parte de los maestros oaxaqueños que ya han tomado conciencia de los nuevos tiempos no quieren perder su empleo.
Y el Gobierno de Gabino Cué tendrá que ser firme y el de Peña Nieto también, porque volver nuevamente a las negociaciones y a los privilegios políticos, sería un grave cisma para Oaxaca y para todo México…
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