En Milenio, el periodista Carlos Puig, escribe que: “muy temprano en 2016, el Presidente tendrá que tomar una decisión sobre quién quiere que sea el abanderado de su partido en Oaxaca. De las doce gubernaturas que se juegan el próximo año, la de ese estado reviste particular importancia por un par de razones. Primero, porque no la gobierna el PRI y tiene oportunidad de ganarla […]. Segundo, porque el proceso de desarticulación de la sección 22 de los maestros en Oaxaca no terminará pronto y Peña necesita un Gobernador aliado. […] Alejandro Murat y Eviel Pérez Magaña representan […] el pasado oaxaqueño. Dice Alejandro Murat una y otra vez en estos días que él no es su padre […]. Pero también es innegable que sus redes políticas en Oaxaca, sus aliados, su fuerza, tienen que ver con el ex Gobernador. Igual sucede con el Senador Pérez Magaña en relación con Ulises Ruiz. Aunque insiste en que no tiene ningún nexo con el último Gobernador priista de la entidad y que está construyendo su propio proyecto, sus redes, sus alianzas, sus amigos son los de Ruiz. El Presidente tiene otra opción. Mariana Benítez, ex subprocuradora y actual Diputada federal ha venido haciendo trabajo para posicionarse […]. El ‘problema’ de Benítez puede ser su mayor valor: no posee ligas visibles con ninguno de los grupos que desde hace años tienen al estado donde está, ni con el magisterio. Frente al probable candidato del PRD, José Estefan Garfias, hombre muy cercano de otro ex gobernador priista, Diódoro Carrasco; Benítez podría resultar una figura fresca en un estado azotado por el poder caciquil. Si el PAN, además, hace lo que tiene que hacer y nomina a Eufrosina Cruz […], la elección oaxaqueña puede tener algún viso de siglo XXI y no una disputa entre viejos oligarcas y sus herederos. Dos mujeres para Oaxaca, ahí donde hasta hace poco los ‘usos y costumbres’ les habían negado el derecho a votar y ser votadas. No suena mal. Los otros, creo, están muy vistos para estos nuevos tiempos”.
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